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Foto del escritorAlazne Díez

Pandemia: Del cansancio al agotamiento

Interesante artículo publicado en el Colegio de Psicología de Bizkaia sobre los efectos psicológicos de la pandemia


La pandemia se ha convertido en una maratón que está dejando una implacable huella psicológica entre la población. La covid-19 no solo desgasta nuestra salud física, también la mental y la sentimental. El coronavirus se ha convertido en el protagonista de nuestra vida. “La gente ha pasado del cansancio al agotamiento, aunque todavía no hemos llegado a estar abatidos”, recalca la psicóloga sanitaria experta en emergencias y vicedecana del Colegio de Psicólogos de Bizkaia, Nerea Pérez Uría.

La sociedad lleva casi un año sumergida en una situación de incertidumbre que está provocando graves trastornos físicos y psicológicos. “En esta incertidumbre entran en juego muchos factores externos que no dominamos y que no podemos controlar, pero a los cuales nos tenemos que adaptar”, declara Celia González, psicóloga en atención temprana Bilbao 'Pausoz pauso'. En marzo de 2020, el coronavirus llegó para quedarse y no se sabe por cuánto tiempo. Parece una carreraa de obstáculos donde no se ve el final. La llegada de las vacunas es para muchos un atisbo de esperanza. El principio del fin. Sin embargo, para otros la tendencia al alza y las medidas cada vez más restrictivas que se están imponiendo pasan factura psicológica.



Para Celia González los sintomas más claros y evidentes de la Covid-19 son la ansiedad, la depresión, los trastornos del sueño como el insomnio, la hipocondría, o los trastornos de somatización junto con el estado de nervios. Diferentes expertos de la AEDV (Academia Española de Dermatología y Venereología) confirman que la pandemia ha generado un aumento en la ansiedad, la depresión y el estrés postraumático. Estos trastornos se agravan a medida que las restricciones se prolongan en el tiempo. Ante esto, el ser humano se fatiga, “una respuesta totalmente natural a lo que se está viviendo”, explica Pérez Uría.

El doctor en Psicología y profesor emérito de la Universidad de Deusto, Enrique Pallarés Mollins, confirma que el coronavirus ha producido una “sensación de frustración generalizada", alterando el trabajo, el ocio y las relaciones. En su lugar, ha instaurado “el aburrimiento y el miedo a las consecuencias sociales, económicas y de salud”. En esa misma línea, la psicóloga sanitaria Pérez Uría mantiene que "la incertidumbre ha hecho que crezca la desconfianza”. "La incertidumbre disminuye el umbral de tolerancia a la frustración y favorece la crispación, que se extiende a las estructuras sociales más amplias”, analiza Pallarés.

Los psicólogos coinciden en señalar a las personas mayores como el sector social más afectado por el coronavirus. Las personas de tercera edad están siendo muy castigados por un virus que no permite el contacto. “Se encuentran en un momento de sus vidas donde necesitan más cercanía, acompañamiento y contacto, y precisamente eso es lo que el virus les está quitando”, reflexiona Pérez Uría. El suyo es un momento vital para estar acompañado, y no poder ver a los seres queridos incrementa aun más los trastornos mentales.


El impacto en los jóvenes

Los jóvenes también padecen las consecuencias psicológicas de una pandemia que se alarga en el tiempo. "Están dejando de vivir cosas que les van a afectar”, afirma la vicedecana del Colegio de Psicólogos de Bizkaia. El no poder desahogarse y la constante información negativa respecto al futuro social y laboral genera un nivel emocional bajo. “La sobreinformación es muy contraproducente, hay que estar con un ojo en la actualidad, pero en su justa medida”, recalca González. A los adolescentes y jóvenes se les acusa de organizar fiestas clandestinas y de saltarse las normas, pero la psicóloga de atención temprana también destaca que esos actos pueden ser un “ataque de rebeldía propio de la edad para llamar la atención”. Además, gran parte de la sociedad les culpabiliza por no cumplir con las medidas impuestas. Sin embargo, tal y como apunta González, “no se debe generalizar porque hay personas de todas las edades saltándose las normas”.

Los niños son los grandes olvidados de esta pandemia. Los más pequeños, especialmente los que están entre los seis y doce años, han tenido que dejar muchas de sus actividades y encuentros sociales. Las extraescolares son una gran pérdida para ellos. “Los niños activos no saben cómo canalizar sus energías, y eso tiene consecuencias: duermen peor y presentan un retroceso en el aprendizaje”, señala la profesional de 'Pausoz Pauso'. Pérez Uría admite que ante la situación que vivimos “tenemos resiliencia, pero el impacto también tiene consecuencias y todo colectivo vulnerable se verá más afectado. Al fin y al cabo, necesitamos normalidad y no anormalidad".

Para mitigar los trastornos mentales derivados de la situación pandémica, los expertos recomiendan dormir y descansar bien, alimentarse de forma saludable, mantener una higiene, establecer una rutina y realizar actividad física. Además, Pérez Uría aconseja “vivir el día a día y evitar pensar en el futuro, centrarse en lo básico”. Y es que el miedo a lo que puede venir es muy perjudicial. Pallarés Mollins afirma que “las emociones negativas se mezclan y potencian entre sí formando en ocasiones un complejo y nada positivo cóctel emocional”. González también recalca la importancia de la comunicación emocional. “Es importante que cada uno tenga un espacio para hablar de sus miedos y que se sienta escuchado”, concluye

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